Estancias temporales, un respiro para las familias

20/07/2018

Las estancias temporales son ingresos cortos en centros residenciales, de entre un fin de semana y varios meses, en función de las necesidades de cada persona y su familia. Concretamente, las estancias temporales de respiro familiar en residencias de mayores aumentan considerablemente en verano, ya que permite a los cuidadores habituales descansar con la tranquilidad de saber que sus mayores están atendidos por profesionales en centros especializados. “Tanto es así, que más del 60 % de las familias acuden todos los veranos al mismo centro ORPEA y otras que, a lo largo del año, confían en dejar a su padre o madre en nuestros centros los fines de semana de manera habitual”, asegura la directora asistencial del Grupo ORPEA, Victoria Pérez.

 

Otros motivos que llevan a las familias y a los propios mayores a confiar en los centros ORPEA es que las estancias temporales responden a una necesidad familiar en un periodo de tiempo determinado, “como convalecencias que no precisen ingreso hospitalario y recuperaciones tras una intervención quirúrgica, situaciones en las que el mayor requiere de unos cuidados profesionales que no puede recibir en su vivienda habitual”.

 

Respecto a su duración, Pérez señala que las estancias temporales en época estival suelen ser de 15 días. Otras estancias de respiro familiar de menor tiempo corresponden a fines de semana, puentes o fechas señaladas como, por ejemplo, Semana Santa. Por otra parte, las recuperaciones físicas oscilan entre uno y tres meses.

 

“El mayor se siente seguro y los familiares disfrutan de la tranquilidad de saber que su ser querido está bien atendido, cuando ellos no pueden hacerlo durante un periodo concreto”, apunta la directora asistencial del Grupo ORPEA.

 

Atención profesional de calidad

Victoria Pérez subraya que las personas mayores que solicitan una estancia temporal disfrutan de los mismos servicios que el resto de residentes. “No se hace ninguna distinción entre los residentes de estancias fijas y temporales. Reciben los mismos cuidados, realizan las mismas terapias y las mismas actividades que los residentes que llevan años en los centros ORPEA”, afirma.

 

Además de recibir los cuidados específicos en función de su estado de salud, la persona que ingresa en una estancia temporal tiene la posibilidad de relacionarse y conocer a otras personas afines. “Es increíble los vínculos afectivos que se pueden llegar a crear entre los residentes cuando comparten su día a día”, destaca Pérez.

 

De temporales a definitivas

Por otra parte, destaca Pérez, es significativo que muchas de las estancias temporales por recuperación se convierten en definitivas antes de finalizar su ingreso. “Las personas mayores ingresan en los centros ORPEA con problemas serios de salud y, a las pocas semanas, logran mejorar sus capacidades físicas y cognitivas. Pero, además, su estado emocional también mejora gracias a las relaciones sociales que establecen. Por tanto, es habitual que cuando se acerca el momento de abandonar el centro la persona mayor prefiera continuar institucionalizada y beneficiarse de los servicios profesionales que mejoran su calidad de vida”, detalla.

 

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