
La terapia de reminiscencia es una técnica que se aplica en las personas con demencia para favorecer las relaciones sociales y la comunicación, reforzar la autoestima y la identidad y conseguir un mejor estado de humor.
Pérdida de memoria, alteraciones en el comportamiento y problemas de la comprensión son algunos de los síntomas más frecuentes en las personas con demencia. La falta de memoria es lo más significativo. Dependiendo de la fase en la que se encuentren, las personas pueden olvidar acontecimientos más recientes, conversaciones previas o a personas cercanas, lo que afecta a la cognición y a la manera de entender las cosas, y como consecuencia al estado de ánimo y al comportamiento.
Con el fin de estimular la memoria episódica o autobiográfica, que es aquella referida a los recuerdos personales, y la memoria semántica, que contiene los conocimientos sobre datos históricos relevantes y los conceptos y el lenguaje, las residencias ORPEA emplean terapia de reminiscencia en aquellas personas con cualquier tipo de demencia.
Otros objetivos de la aplicación de esta terapia es favorecer las relaciones sociales y la comunicación, permitir la reconstrucción del pasado y reforzar la autoestima y la identidad.
Qué es la reminiscencia
Como explican las terapeutas ocupacionales de ORPEA, la reminiscencia es una técnica que favorece la evocación de recuerdos y sucesos del pasado conectándolos con el presente, con la finalidad de conseguir fortalecer y consolidar la propia identidad de cada uno, frente a los cambios que supone el proceso de envejecimiento o enfermedades como la demencia.
Según estas especialistas, se trata de una técnica muy completa porque utiliza la estimulación, la comunicación, la socialización y el entrenamiento como herramientas y está indicada principalmente para los estadios leves o moderados de deterior cognitivo, aunque su uso se extiende, en ocasiones, a estadios avanzados.
El poder de los recuerdos
En los centros ORPEA, para desarrollar la terapia de reminiscencia, cuentan con salas o espacios especiales diseñados y decorados como si de una estancia de los años 50 se tratara. De este modo, se ayuda a los residentes a situarse en ese momento histórico, a recordar situaciones y experiencias a través de los elementos que ven en su entorno. Este recurso es de gran ayuda en las sesiones, consideran las terapeutas ocupacionales de ORPEA.
Y es que, como recuerdan, la aplicación de la terapia de reminiscencia consiste primero en mostrar materiales relevantes, vinculados con la propia experiencia pasada de la persona y de acontecimientos intergeneracionales propios de cada época.
Para ello, además, se recopilan fotos, música, olores, sabores, publicidad, etc., que son utilizados en diferentes actividades como la caja de recuerdos, libros de experiencias personales, dibujos e incluso a través de preguntas realizadas tras la narración de hechos culturales o históricos vinculados a las personas. Además, se produce la evocación de recuerdos preservados en el tiempo lo que propiciará comentarios y relatos personales.
En este sentido, es muy importante que los profesionales tengan en cuenta la historia de vida de las personas mayores, ya que “los recuerdos se encuentran inmersos en diferentes contextos sociales, por lo que están influidos por factores sociales, donde se incluyen la familia y otros significativos, además de factores culturales e institucionales”, aseguran.
En la terapia de reminiscencia, cuyas sesiones duran entre 30 y 40 minutos y pueden ser individuales o grupales, el terapeuta ocupacional actúa como oyente y la persona que sufre deterioro hace un recorrido vivencial de sus experiencias. De este modo, se estimula la reserva de la memoria remota para que se pueda preservar, así como el sentido de identidad y la comunicación. Todo ello tiene un impacto positivo en la cognición, el humor, en el comportamiento y en la calidad de vida de estas personas con demencia.