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El avance en los tratamientos médicos posibilita que la esperanza de vida sea cada vez mayor, y que las personas mayores o pacientes crónicos mantenga por más tiempo su bienestar y calidad de vida. Pero, cuando el desgaste es mayúsculo y se acerca el final, los cuidados paliativos resultan imprescindibles para aliviar el sufrimiento físico, mental y emocional.
“Los cuidados paliativos o cuidados al final de la vida no aceleran ni retardan el fallecimiento, su objetivo es preservar la mejor calidad posible de vida hasta el momento final”, explica la coordinadora médica de ORPEA Ibérica, Silvia Lores.
Esta experta indica que estos procesos son muy frecuentes en las residencias, sobre todo como consecuencia de enfermedades neurodegenerativas, cerebrovasculares e insuficiencias graves de órganos vitales (cardíaca, pulmonar, hepática, renal).
En esas etapas finales donde el deterioro es avanzado, resulta clave un enfoque especializado para un cuidado integral y activo que permita un abordaje que respete la dignidad y la calidad de la vida de las personas mayores en esta situación.
Por ello, de modo consensuado con los especialistas implicados y la familia del residente, los equipos médicos de los centros ORPEA plantean objetivos realistas, pero evitando intervenciones invasivas. “Será fundamental el control de los síntomas: dolor, disnea, anorexia, estreñimiento, inmovilismo, confusión, etc.”, afirma la doctora Lores. Asimismo, estos especialistas generarán regímenes adaptados, teniendo en cuenta los gustos del residente.
Por otra parte, se intentará mejorar o mantener la funcionalidad de la persona, sin olvidar los aspectos emocionales, afectivos y espirituales. “En esta fase final las emociones que más se trabajan y acompañan son el miedo, la ansiedad, la depresión y la sensación de soledad”, comenta la coordinadora médica de ORPEA Ibérica.
Asimismo, se facilita el acceso a la ayuda espiritual, siempre respetando la voluntad expresada y las tradiciones religiosas que hayan sido manifestadas por el residente o su familia, cuando el residente no pueda.
“Cuidar el entorno también es importante. Debe ser confortable y tranquilo, y favorecer la calma y la tranquilidad”, sostiene la doctora Lores.
Los equipos multidisciplinares de los centros ORPEA son piezas fundamentales para dar cobertura a todos los aspectos que conforman los cuidados paliativos o cuidados al final de la vida. “Estos equipos están conformado por profesionales altamente capacitados y sensibilizados con la situación del residente y su familia”, indica la coordinadora médica de ORPEA.
Para que cada persona pueda dejar definido como quiere que se proceda en esta última fase de la vida, se recomienda dejar reflejadas las voluntades anticipadas en la historia clínica.
Los trabajadores de las residencias ORPEA reciben formación en cuidados al final de la vida. “Es una capacitación que permite el conocimiento de esta fase vital promoviendo una atención esmerada caracterizada por la empatía, cercanía, calidez y la capacidad de escucha por parte de todos lo que, de modo directo, atienden al residente”, asegura la doctora Lores.